lunes, 15 de noviembre de 2010

cambios...

Y, cansado de esperar, cansado de que las cosas no saliesen como el quería, aquel chico, se marchó, estaba cansado de circular por una avenida larga, oscura, donde los rascacielos le impedían ver el sol, aquella avenida, que carecía de color y se presentaba en blanco y negro, le cansaba y le entristecía. Con su viejo traje de chaqueta gris, su sombrero, y un viejo maletín de piel marrón lleno de manchas y arañazos del largo viaje que había sufrido, estaba cansado de llamar puerta por puerta, y ver que lo único que obtenía era portazos.
Estaba cansado, cuando comenzó su viaje, creía que todo sería perfecto, y que sufriría algunos contratiempos, pero, no creía que todo saliese así, había vivido engañado por el típico sueño americano, y ahora, lo único que esperaba es que, algún coche que circulaba por aquella avenida adoquinada, pasase lo bastante cerca del bordillo, y lo empapase del agua de algún que otro charco que se escondía tímidamente entre la acera y la calzada.
Cuando comenzó a llover, observó como la gente que paseaba a su alrededor. La gente a la que su existencia era indiferente, comenzaba a correr, en dirección contraria a él,buscando un refugio, pero, él, no lo hacía, la lluvia, no era mas que agua, y que mojase sus vestiduras, poco le importaba ya. Le dolían los pies, tenía los zapatos desgastados, y lo único que había pedido puerta por puerta era un simple vaso de agua y una silla para poder descansar un rato, en compañía de alguien, tal vez cerca de algún fuego o estufa que calentara su cuerpo, pues su alma, estaba helada desde hacía tiempo, y ya había comprendido que era imposible volverla a descongelar. Había comprendido, que las personas que le habían dado la bienvenida a su casa y lo habían acogido, después, le habían pedido favores, mucho mayores, o dinero. Él creía que sus historias era lo único que podía dar a cambio de un poco de hospitalidad, pero, se equivocó, lo material era necesario en este mundo, y él, ya, no tenia nada material que ofrecer...No le quedaba mas que un viejo lápiz roído, y una vieja libreta gastada y con algunas paginas rotas, llena de números de teléfono, historias, y algún que otro dibujo  de alguna persona que le había llamado verdaderamente la atención. Él sabía que no era mas que un vagabundo, que esperaba que pudiese ofrecer algo a los demás a cambio de una hogaza de pan, o un simple vaso de agua, pero, no era así, las cosas habían cambiado, el mundo, no era como había creído que era desde pequeño. En el mundo, solo había sufrimiento, odio, y deudas que tenían que ser pagadas...que injusto...

Y en aquel momento en que la lluvia comenzó a caer, aquel chico, lo comprendió, se dio cuenta de que, lo había visto mal, que, las cosas no eran así, que se había fiado de cosas que no eran ciertas, que se había guiado por sus sentimientos, sin usar la cabeza, que había creído, que los demás también eran como él, y él, no era común, él, era único, era, especial, él, creía en el amor, en los sueños, en que no siempre lo bueno es lo mas caro, que existía felicidad en los pequeños detalles, en que, si amabas serías correspondido, en que, si verdaderamente crees en algo, debes de luchar por ello, que ninguna causa está perdida, mientras haya un loco, luchando por ella....Su cabeza, estaba llena de ideales, pero, comprendió, que con ideales y sueños no se pagan facturas, que los sueños, sueños son, y que las personas, no creían en las mismas cosas que él, que se había equivocado, y era la hora de rectificar, de empezar a creer que lo que ha vivido fuese un bonito sueño, pero que era necesario despertar, y aunque despertar fuese doloroso, y nunca se quiere despertar, una vez que te despiertas, e intentas seguir durmiendo, para seguir soñando el precioso sueño que estas soñando, siempre consigues inventártelo, y el sueño, pierde su encanto...

Comenzó a decirse a si mismo: -"Abre los ojos, abre los ojos, abre los ojos..."- y en aquella avenida adoquinada, fría, sucia y oscura, con aquellos rascacielos que impedían ver el cielo, con aquella lluvia que comenzaba a caer, con aquellas personas que corrían en dirección opuesta a él, con aquellos coche que cada vez comenzaban a desaparecer, se quitó su sombrero, y lo tiró, abrió su maletín, y cogió su vieja libreta, y la agarró fuerte, comenzó a quitarse la chaqueta, y sus zapatos, mientras comenzaba a acelerar el paso, se quitó como pudo los pantalones, y comenzó a correr, a correr bajo la infinita lluvia, a correr, sin saber hacia donde le llevaban los pies, a correr desnudo, sin corazas, sin ataduras, sin mirar atrás, a correr, sin pensamientos, ni remordimientos, correr, como un hombre libre, que comenzaba a a olvidar, lo malo que le había sucedido hasta ahora, y con la felicidad de saber qué, o quien conocería nuevo, qué le reparará el futuro, y sabiendo, que por muy malo que fuese, siempre aprendería de ello, y que, si las cosas volvían ha salir mal, siempre tenía la opción de correr, desnudo, sin ataduras, siempre tenía la opción, de realizar, cambios...


Aquel chico, solo hubiese necesitado una muestra, una única muestra de cariño, de aprecio, una palabra cálida, una sola acción buena, para no cambiar, para ver que si quedaba algo por lo que luchar, para comprender que tal vez las cosas no son así....lastima que no siempre se tiene suerte, lastima, que nadie le abriese su puerta, lastima que no recibiese, las palabras que necesitaba oir...lastima...

1 comentario:

  1. Justo así me siento yo.
    tu chico corre.
    mi chica, no sabe...que hacer para olvidar...

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