domingo, 21 de noviembre de 2010

bienvenidos, a mi mundo...

Aquel día, la lluvia, entrecortada por la niebla, enfriaba el mismísimo infierno, el viento, helado, congelaba los corazones mas enamorados, un viento que cuarteaba los labios y agrietaba las manos. Abrigado, decidí salir a la calle, a pasear, a intentar enfriar, lo que por dentro sentía. Al abrir la puerta, una ráfaga de aire, me dejó sin aliento, como, su primer beso, como su primera mirada. Aquel día gris blancuzco, me repararía algo que tenía averiado, al menos, eso, quería creer.
Al dar mi primer paso, millones de recuerdos se arremolinaron en mi cabeza, en la cual, ya no había lugar para nada más, debía ordenar mis sentimientos, o estos, me llevarían a la locura
Paseaba, y sin querer, iba imaginando, como, una pareja, agarrados de la mano, paseaba delante de mi. Se reían, y, en sus miradas, había una complicidad, envidiable. Negando con la cabeza intenté borrar aquella imagen que me hería, y seguir paseando...
Mi subconsciente me traicionaba, paseaba por sitios que había estado con ella, sitios, en los cuales, no podía mirar igual desde aquellos días que los hicieron eternos en mi memoria.
En aquella esquina, nos veía pasear, veía, como reías, y como en tu risa, yo me veía caer. Agarrados de la mano, paseábamos, me contabas cosas, que yo, no podía escuchar, porque, estaba, embobado, mirando tus ojos, unos ojos expresivos que obligaban al espectador, a mirarlos, contemplarlos, indagar en ellos, a mantenerse, absortos, en su profundidad, invitaban, a ver, lo que en ellos se escondían.
Paseando, me paré en aquella plaza, tan pequeña, tan simple, y tan acogedora, donde, me agarré de tu mano y supe, que nunca mas quería soltarme de ella, aquellas manos frías, que invitaban a ser acariciadas y a intentar calentar entre las mías.
Y sin saber a donde me llevaban los pies, o la mente, acabé en aquella calle, tan estrecha, adoquinada e iluminada por aquellas farolas ambarinas, bajo las cuales, me quedé boquiabierto al ver como tu pelo, mojado, caía por tu cara, el maquillaje, comenzaba a correrse, como, tu tez blanca, brillaba bajo aquella luz, y resaltaba el color de tus ojos, y tus dientes, mas blancos que nunca me mostraban una sonrisa, mientras me decías que parecía bobo, al poner aquella cara, que dejase de mirarte así.
Continué mi doloroso paseo, donde realidad y recuerdos se entremezclaban, y acabé, en aquel portal, aquellas rejas, donde aun oía el eco de tus susurros, donde, mis labios te brindaron el primer "te quiero", donde, me rendí ante ti, donde, mi corazón, latía con mas fuerza, aun sabiendo, que aquello, no estaba bien.
Caminando, seguía por aquellos recodos de la mente, e intentando, pasar, de casualidad, por aquellas zonas, que sueles frecuentar, buscándote, con la certeza, de que no voy a encontrarte...Con el corazón, acelerado, al cruzar cada esquina, deseando, de encontrarte, deseando, de que mis labios, se rocen con los tuyos...tu perfume, inundaba las calles, fruto de mi imaginación supongo, aquel olor, que, me obligaba a recordar, cada paso, cada gesto, cada beso tuyo, aquel, que me obligaba a soñar contigo cada noche, aquel perfume, que, me se ha metido en mi cabeza, y me ha dejado marcado.
Cansado, estoy decidido de volver a casa, pero, tal vez, no me merezca la pena, despertar, este sueño, entre lo real, y mis recuerdos, me produce dolor, pero, más me duele, saber la verdad. Decidido, doy la vuelta, y me propongo, vagar, por este mundo, de recuerdo, para siempre, donde la niebla, hace real, aunque por un instante, lo que mi corazón, desea...

1 comentario:

  1. em...juro que no se a que me dedique esa semana, pero a leer tu blog no! xqe no habia leido ni una dichosa historia...

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