lunes, 18 de octubre de 2010

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Aquella noche, tendido en el sofá, con las luces apagadas, y la televisión en stand-by, miles de ideas se le arremolinaban en la cabeza. Ideas que sin ella, no tenían sentido, ideas, que tenían que ser olvidadas. No podía dormir, su mente no le dejaba, pero, estaba cansado, su cuerpo, lo sabia, el reloj había perdido la cuenta del tiempo...miró al frente, la oscuridad se cernía sobre él. Las ideas que le pasaban por la mente eran dolorosas, pero no podía dejar de pensarlas. Se aferro a su vaso, y le dio un gran sorbo, el whisky paseaba por la boca y descendía poco a poco por su esófago, notaba como calentaba la zona por la que pasaba, miró en el fondo de su vaso, y entre los 3 pequeños trozos de hielo, perdió su mirada...imaginaba como paseaban juntos, como se reían, como sus vidas se entrelazaban, de pronto, y de manera obligada, algo se torció, sus caras felices se fueron modificando, se distanciaban poco a poco...hasta quedar separadas, y colocaban falsas miradas cuando se veía...de pronto, recobró el sentido, y girando la cabeza brusca, como si intentase sacar sus ideas de la cabeza, miró hacia la entrada, se levantó del sofá, cogió su chaqueta, la que había utilizado ese día, y la olió, pudo notar aun su aroma, tan dulce, y miles de imágenes se le vinieron a la cabeza, imágenes felices, imágenes que solo ellos habían compartido, sus primeras miradas, las primeras palabras, los primeros pasos, sus primeros besos, sus primeras caricias...se colocó su chaqueta encima del pijama, y sin dejarla de oler, se fue a su cama. Estaba dispuesto a dormir, y a llevarse a la cama solo las imágenes y recuerdos buenos, no quería, que su maldita mente, le amargase algo donde realmente podía mandar, donde realmente se puede ser feliz en pocas horas, donde el único que conoce el fin de la historia era el mismo, sus sueños...

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