lunes, 20 de septiembre de 2010

primer borrador

pi, pipipipi, pipipi! - grita el despertador- apenas se considera día, cuando perezoso intento resucitar. Al levantarme un dolor se aloja en mi cabeza, parece que hoy vuelvo a levantarme con mal pie.
Con la habitación a oscuras, intento buscar las zapatillas, sé que al menos una está escondida debajo de la cama, ellas también tienen su rutina.
Aun soñoliento, vago por el pasillo, tenuemente iluminado por las incansables farolas de la calle, y me adentro en el oscuro cuarto de baño. Un fluorescente parpadea perezosamente, hasta que la consigue vencer su vagueza y se proclama triunfante alumbrando el pequeño cuarto. Me miro al espejo, donde apenas reconozco al que se asoma por el, está cansado, soñoliento y aparenta más edad de la que tiene, los años le están pasando factura muy rápidamente, apenas cumple la treintena y ya comienzan a aparecer arrugas, tal vez deba comprar esos productos milagrosos de las teletiendas...
Como puedo, me lavo la cara he intento sonreír pero solo soy capaz de poner una mueca de lo que podría parecer una sonrisa malvada.
Camino a la cocina tropiezo con la inmensa pila de periódicos viejos que amontono en el salón, llevan años ahí y nunca me acuerdo. La cafetera comienza su ritual de silbidos y chirridos como de costumbre, mientras saco mi viejo tostador. Abro el frigorífico, que está tristemente poblado con algunas hortalizas, botellas de refrescos rellenas de agua, y algún que otro bote de salsa, al coger la leche, un olor nauseabundo recorre la distancia rápidamente, -genial, hoy, toca café solo...- saco el pan del congelador, y lo introduzco en el tostador.
me tomo el café mientras intento masticar un pan aun medio congelado, con una mantequilla que podría llevar un año y medio en el refrigerador...-Mierda, se me ha hecho tarde- me coloco la ropa casi sin mirar que me pongo, y salgo a toda prisa con mi maletín, donde suelo llevar algunos folios en blanco y un par de plumas, solo lo llevo porque da caché, y la corbata a medio anudar, y fuera en el descansillo, mi querido y energético vecino con su perro y un ridículo chandal de una tela que parece imitar al terciopelo...- buenos días vecino, ¿vamos a hacer algo de ejercicio?- simpáticamente me mira intentado imitar una sonrisa en la cual muestra todos sus dientes atestados se sarro y con un color que supera el marrón y contesta perezosamente - Que te jodan- los dos minutos que tarda en descender el ascensor se hacen eternos, parece que el ascensor disfrute con los silencios incómodos.
En la puerta, como de costumbre, estaba Francis, mi taxista, lo había contratado para que todas las mañanas a la misma hora me recogiese, pasaba de conducir, no quería llegar aun mas estresado al trabajo.
Francis intenta entablar una típica conversión vacía, sobre el tiempo, deportes, política...tal vez quiera que se me haga mas ameno el viaje, aunque yo me siento como un pobre cerdo, que se dirige al matadero...Fuera, el bullicio recorre enérgicamente las calles, todos con sus asuntos y sus conversiones interesantes por bluetooth, parece que todos ya se habían metido su enema de cafeína y estaban preparados para su magnifico día, donde lo nombrarían empleado del mes, o de la semana, o cualquier chorrada de esas, todos sonrientes, y felices, joder donde coño trabajan todas esas personas, ¿tan ciegos son? yo también querría levantarme todos los días, y no darme cuenta de lo miserable que es mi vida, y salir con una sonrisa estúpida mientras creo que soy importante en mi empresa e imprescindible para muchas personas...pobres ilusos, no saben que el cementerio, está lleno de personas imprescindibles...

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