lunes, 20 de septiembre de 2010

una noche, perfecta...

Ella levanta la mirada, debe ser él, corre hacia la puerta, nerviosa, con su mejor ropa, con sus mejores galas.
Abre la puerta, y ahí está el, ojos claros, pelo negro, con unos vaqueros, y su cazadora de cuero, ideal, perfecto.
Al pasar, su perfume inunda la habitación, es algo dulzón, pero tiene un toque salvaje que le gusta. Ella algo nerviosa, le invita a una copa, y el, algo dubitativo, la acepta. Ella saca la botella de champán que tenia reservada para la ocasión, y coge sus dos mejores copas, va mirándose en todos los espejos, los cristales, está insegura, y quiere estar perfecta.
Hablan, el es inteligente, sabe escuchar, y tiene un toque gracioso, ella simpática con una sonrisa preciosa, y carismática.
De repente, sin mediar palabras, él se lanza, he intenta robarle un beso, un beso tan suave que solo roza sus labios, al separarse, muestra una sonrisa perfecta, y se toca el pelo, esperando ser aceptado. Ella, tras abrir sus ojos, se lame sus labios, intentando no dejar escapar su sabor, acto seguido, le sonríe, se levanta y se dirige al cuarto, lenta, pero decidida, movía sus caderas a un son inigualable, el sonido de sus tacones resonaban por la habitación. El estaba hipnotizado por sus andares, ella sabia que le miraba, y escondía una sonrisa picarona. Al llegar a la puerta, ella se dio la vuelta, y recostandose sobre la puerta y colocando la mano en el marco lo miró, sonrió y dijo:-"¿no vienes?". Él mudo y algo intimidado asintió con la cabeza y se levantó, al llegar a la habitación, el corazón se le paró, su aliento se entrecortó, no podía respirar, ella se había quitado su camisa, y sus pantalones, y se mostraba ante el con un conjunto de lencería negro, con encajes rojos, medias hasta medio muslo, unas braguitas negras de encajes de seda, con un pequeño lazito rojo, a juego con el sujetador.
Tras el primer sobresalto, comenzó a tomar aliento, pudo oír de fondo la música que desprendían los altavoces, y pudo oler el perfume de las velas que estaban colocadas caprichosamente por la habitación. El la tomo de su mano, y la ayudó a levantarse de la cama quería disfrutar del momento, guardar aquella imagen de perfección. Comenzó a acariciarla, tan levemente que sus dedos apenas le tocaban la piel, su boca se dirigió a su cuello, comenzó besando detrás de su oreja. Ella notó como se le erizaban todos los pelos de su piel, no podía sostener su aliento, su corazón bombeaba cada vez más y más fuerte. Él continuo por su cuello, mientras besaba, acariciaba y mordía, sus manos libraban otra batalla, su mano derecha acariciaba su pecho, mientras que su mano izquierda desabrochaba el sujetador, cuando este cedió y dejó contemplar lo que ocultaba. Él, bajó su mirada, y su respiración volvió a cortarse, eran, perfectos, y descubrían, la excitación de ella. De repente, ella sin poder resistirlo mas, se desizo de sus manos, y comenzó a desnudarlo, al desabotonar lentamente su camisa mientras miraba profundamente sus ojos. Su pecho duro como la roca, su torso, parecía esculpido en mismísimo mármol, recorría sus abdominales uno a uno, como si estuviese tocando algo tan perfecto que no podía ser real. Su cintura, marcada por sus abdominales, dibujaban un camino, el camino del placer, que ella estaba deseando de descubrir. Al desabrochar el botón de su pantalón algo extremadamente duro luchaba por salir, tapado por unos calzoncillos negros que cubrían hasta la parte superior de su muslo, con una cinturilla ancha blanca, un bulto enorme luchaba por escapar, por mostrar todo su esplendor.
Él continuó besándola por la espalda, recorría con su lengua y sus labios, su cuello, mientras bajaba poco a poco por su columna, no quedaba centímetro sin besar, lamer o morder. Él la tumbó con tanta suavidad en la cama que ella creía que estuviese volando, ella notó como sus fuertes manos la agarraban con firmeza, pero muy dulcemente. Comenzó a besar sus pechos, ella comenzaba a arquear su espalda, y a mover sus caderas, quería mas. Él paciente y con mucho cuidado comenzaba a descender, su ombligo, su pelvis...poco a poco se acercaba al punto mas caliente, al mismísimo placer. Ella no lo aguantaba más, lo quería todo, quería sentir más, quería que él llegase ya, sus gemidos aun leves, cada vez eran mas continuos, sentía como se le erizaba el pelo, como algo recorría desde su cuello hasta el final de su espalda. Él comenzó a lamer sus ingles, bordeando lo que ella quería que lamiese, haciéndose de rogar. Ella lo agarro del pelo, y cerrando sus piernas al rededor de su cabeza lo llevó hacia sí, había explotado lo necesitaba ya. Su lengua húmeda, caliente y dura no dejaba nada por lamer, con sus dedos separó sus labios más externos para encontrarse con lo mas deseado. Con su lengua se dirigía hacia donde sus labios se unían, y comenzó a lamer y a soplar suavemente, notaba como se hinchaba en su boca, oía como jadeaba, como parecía que no podía soportarlo más. Ella agarraba las sabanas mientras intentaba ahogar sus gritos, su respiración era incontrolable y su corazón bombeaba de forma ensordecedora. No podía soportarlo, lo necesitaba dentro de ella, le agarro con sus dos manos de forma decidida y le ayudó a colocarse sobre ella. Él con una voz tan suave que casi no se percibía le dijo a su oído:"te deseo". Ella decidió tomar el mando, lo tumbó en la cama, y comenzó a mover su cinturas en círculos, notaba como su miembro estaba a punto de estallar, como palpitaba entre sus piernas, lo tomó con sus manos y comenzó a introducirlo poco a poco, cada dos centímetros que avanzaba, uno retrocedía, hasta que se encontró totalmente dentro de ella. Durante unos segundos ambos se quedaron callados, mirándose a los ojos, sentían como sus miradas se clavaban en lo mas profundo. Ambos no podían sosegar su respiración. Ella comenzó a deslizarse sobre él como si de una silla de montar se tratase, comenzó a mover sus caderas hacia adelante y hacia atrás, estaba tan profunda que podía notar como sus labios rozaban la pelvis de él. Notaba como cada vez estaba más y más húmeda, una pequeña gota de sudor frío recorría toda su espalda, no podía más sentía que iba a explotar. Acto seguido, él se incorporó y abrazándola la tumbó en la cama, no quería seguir siendo el pasivo, necesitaba mandar, llevar el control. Tomó la pierna izquierda de ella y la colocó en su hombro, era la hora, comenzó a embestir, dulce pero salvaje, tierno pero intenso. Ella notaba como volaba por la habitación, notaba como palpitaba su zona más intima como era sacudida una y otra vez, puso su mano izquierda en la espalda de él, y la derecha en su nalga, atrayéndolo hacia ella, quería más, necesitaba más, no podía evitarlo, su mano se tensaba, sus uñas arañaban la espalda de él, estaba fuera de sí, fuera de control, notaba como cada vez, su sexo cada vez palpitaba mas y mas, no podía aguantar sus labios se abrieron para dar paso a un grito sordo, estaba a punto, él no podía aguantarse, le excitaba, verla a ella, le excitaba como se movía, notaba como la base de su miembro comenzaba a vibrar, a palpitar, acometida tras acometida, embestida tras embestida, ambos estaban apunto. Ella comenzaba a arquear la espalda, todo estaba a apunto, era el éxtasis, su cuerpo estaba relajado y tenso a la vez, notaba como todos los poros de su piel se abrían, como todos sus pelos se erizaban, un cosquilleo recorrió toda su espalda como si de electricidad se tratase, no podía oír, no podía ver, todo su cuerpo se había centrado en su bajo vientre, notaba como algo caliente se desbordaba dentro de ella, no tenia dolor, no sentía nada, solo podía sonreír, no podía articular palabra, todo era perfecto.

De repente, suena el timbre de la puerta, abre los ojos, estaba en el sofá sentada se levantó corriendo a abrir la puerta, y ahí está el, ojos claros, pelo negro......

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